jueves, julio 01, 2004

Estuve leyendo que hay un argentino, radicado en España, que escribió un cuentito infantil llamado “Neki, el pingüino de las Tierras Blancas”, inspirado en la figura de nuestro presidente, el señor Nestor Kirchner. Como su título lo indica, Neki, es un pingüinito del sur que responde al angustioso llamado de su pueblo y decide hacerse presidente para gobernar con justicia el destino de su país.

El cuentito narra también como hubo una época infame dónde unos siniestros personajes, las aves “genocidas”, asediaban a las personas y como un grupo de blancas palomitas luchaba por la verdad y libertad. La historia es bastante completita y no deja pasar por alto ningún tipo de detalle, como por ejemplo, las malvadas “aves rapaces”, que lo único que hacen es conspirar; la presión del águila imperial, etc.

Simpático y muy instructivo, ¿ no?. Sobre todo para que nuestros niños conozcan una parte de la historia de nuestro país, de manera objetiva y con fundamento histórico, por sobre todas las cosas... Bueno, como no podía ser menos, y sintiéndome alentado por la iniciativa del señor Carlos Clavero, autor de Neki (para mas información ver aquí), me decidí a colaborar, y en un gesto que bien podríamos calificar de “patriada”, escribí este simpático cuento:

Antzgertina, el país que no miramos

Había una vez, no hace mucho tiempo, un grupo de hormiguitas que vivían en un hormiguero muy, pero muy grande, próspero y rico. Como todos los animalitos, tenían sus pormenores, pero mal que mal subsistían.

Un buen día, el hormiguero se alborotó y echaron a la hormiga reina. No bien ocurrió esto, surgieron muchas hormigas reinas que reclamaban el trono y vivieron en medio del caos hasta que, del sur, llegó una hormiguita patagónica con aires de cambio que se hizo cargo del hormiguero. Al poco tiempo de asumir, el hormiguero comenzó llenarse de hormiguitas rojas, una especie que se creía en extinción. Fiel a su naturaleza, estas hormiguitas protestaban por todo y contra todos. Vivían picando a sus compañeritas y reclamaban por que les diesen alimento y reconocimiento social, eso si, de trabajar ni hablar.

Constantemente estaban impidiendo que el resto de la comunidad pudiera salir del hormiguero para ir a buscar comida y reparar las partes rotas del mismo. Las hormigas guardianas poco podían hacer, porque no había voluntad de las hormiguitas que estaban a cargo del poder, por cambiar la situación.

Muchas voces de alerta comenzaron a sonar dentro del hormiguero, reclamándole a la hormiguita patagónica, reina en funciones, que pusiera coto a la situación. El invierno se estaba por acercar y no habían podido cumplir con todas sus tareas.

El tiempo transcurrió sin cambios hasta que llegó el invierno. Con las primeras lluvias el hormiguero se inundó, porque los trabajos de reparación no se habían podido hacer. Con el esfuerzo de todas las hormiguitas sobrervivientes, excepto las coloradas que seguían protestando, claro esta, se pudo menguar la situación.

La temperatura comenzó a descender y el hambre se hizo presente. ¿Por qué? Por las hormiguitas no pudieron salir a recoger comidita ¿Por qué? Porque no las dejaron. Al principio, a las hormiguitas coloradas mucho no les preocupó la situación, porque ellas sí habían comido y mucho; lo mismo ocurrió con la hormiguita patagónica, que tenía la pancita llena por lo que había comido, en silencio, durante los últimos diez años en su zona de origen.

Lamentablemente, poco a poco, las hormiguitas se fueron muriendo y solo quedaron las coloradas y la hormiga reina. Cuando la comida comenzó a escasear, empezaron a pelearse entre ellas, ¡y a comerse entre ellas también!. La hormiga reina quiso poner orden, pero nadie la escuchó, ya era demasiado tarde...

Nadie se salvo. Todas murieron, víctimas de su propia desidia. A pocos metros había otros hormigueros, no tan prósperos, a lo mejor, pero que pudieron salir adelante, respetando la opinión del otro, en un contexto de comprensión, tolerancia y armonía; pero, por sobre todo, con madurez...

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado...

MAJOFA®

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En la sección de cosas raras, les acerco esta simpática página para que jueguen con una extraño ser un rato, haciéndolo caminar. Pero mejor, mírenlo por ustedes mismos www.sodaplay.com

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