jueves, julio 15, 2004

1+1=3

Antes de empezar quesiera, si me permiten, detenerme en dos cositas antes de continuar: En primer lugar, quisiera dar un cálido y cerrado abrazo a mi amigo del alma Esteban y decirle que siento mucho lo de su papá, ¡aquí estaré para lo que necesites amigazo!; en segundo lugar, quisiera dadisculparme con un amigo por no haberlo saludado en el día de su cumpleaños, mil disculpas "Armenio" y ¡muy feliz cumple! Sabés que este servidor es un desastre con los natalicios.

Ahora sí, podemos dar paso a la editorial de hoy...

La verdad que me vino bastante bien el feriadito que me tomé la semanita pasada. Estaba muy cansado y me cayó, como anillo al dedo, para tratar de recuperar un poco de energías.

En realidad eso de "recuperar energías" es metafórico, porque este fin de semana último, mi novia y yo, tuvimos la genial idea de armar una cena para que nuestras familias se conocieran. Resulta que dentro de muy poco nos estamos por casar y todavía, mi familia y la suya, no se habían visto las caras.

Por eso es que decidimos organizar algo para que se conocieran. La idea no era hacer nada especial, algo sencillo y sin demasiada complicación, algo para estar tranquilos y que pudiésemos disfrutar todos de la velada, algo como una paella...

Sí, una Paella quiso mi novia que hiciera, porque la mamá le había regalado una paellera y quería que estrenarla...Claro que la parte de estrenarla me la delegó a mí, y como yo tengo el sí fácil (gracias a Dios que no nací mujer), acepté.

Elaborar este plato requiere de toda una ceremonia que tiene que respetarse al dedillo para que los comensales queden satisfechos y contento el cocinero. Desde ya que una de las primeras cosas que hay que hacer es elegir correctamente los ingredientes. Los frutos del mar tienen que ser frescos, el pollo tierno, el arroz de primera calidad, y ni que hablar del azafrán. Por eso, es necesario tomarse bien el tiempo para elegir cada uno de ellos para asegurar el éxito.

La cena estaba organizada el sábado a la noche, motivo por el cuál, sábado por la mañana, estabamos rumbo al supermercado. Pese a que había sol, hacía mucho frío. Al llegar a la puerta del supermercado nos encontramos con un perrito negrito, atado a una reja con una soga precaria y una latita de duraznos abierta con agua. -Que desgraciado el que lo dejó afuera con este frío y sin saquito, dije-. -Me parece, gordo, que lo dejaron abandonado, mirá con la soguita que anda y ese tachito, respondió mi novia-

Como intuía por donde venía la mano, hice de cuenta que no había escuchado nada y, un poco a los empujones, invite a mi novia a pasar al supermercado. Estuvimos como una hora comprando, hablando de como sería la cena de esa noche, un poco ansiosos por como se llevarían las familias y cosas por el estilo. Como el incidente del perrito parecía estar condenado al olvido, intenté no hacer mención y le recé a todos los santos para que nuestras conjeturas no fueran ciertas y el pichicho no siguiera atado.

En resumidas cuentas, digamos que mi permiso para comunicarme con los santos se encuentra vencido. La adorable criatura seguía afuera, haciéndole fiesta a cuanta persona se le cruzara por el camino y nosotros no fuimos la excepción. Nos hizo la danza de la adopción, nos puso cara de "salven a las ballenas" y Vero, mi novia, compró el producto. -Es adorable gordi, mirá la cara de buenita que tiene (era un hembrita), no podemos dejarla acá, me dijo-. -De ninguna manera, le dije, yo ya tuve mascotas y me juré no volver a pasar por lo mismo. Es una responsabilidad muy grande, requieren de mucha atención y lamentablemente no disponemos de tiempo. Hay que sacarlos, darles de comer y estás siempre esclavos de ellos, continué diciendo-. -Prometo hacerme cargo de ella, dale gordí porfi, no podemos dejara acá, ya casi oscurece y estuvo todo el día acá solita, repitió mi novia-. -De ninguna manera, he dicho y es mi última palabra, así que vámonos que tengo que cocinar"..., respondí enérgicamente-

En fin, no quisiera quedar como un ogro en todo este relato, pero una mascotita requiere de mucha atención, dedicación y tiempo. No es para tomársela a la ligera, son casi personillas y deben ser tratadas como se merecen. Por eso, si me disculpan, me tengo que ir a pasear a Luna, mi bebe de cinco meses y cuatro patas, que adopté con mi novia el sábado pasado...

Bienvenida a casa Luna

MAJOFA®

PD: ¿Cómo salió la paella? Muy bien, gracias, todos muy contentos, un éxito rotundo. Ahora sí, no se bien que hacer con los dos kilos de arroz que me sobraron, es que todos estaban demasiado entretenidos con Lunita, como para probar bocado alguno...

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En nuestro rincón de las cosas raras, esta semana se la dedicamos al semanario de la revista Gente, que en su tapa aparece una nota titulada "crisis en el matrimio de Pampita", en donde se la ve a ella muy ligera de ropas, sonriente, abrazada a su marido...¿Cosa de locos, no?

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