viernes, diciembre 03, 2004

Relato de un naufrago

1:00 am. Estoy sentado frente al plato vacío de comida, con la mirada perdida en la nada. Mi esposa yace dormida en la cama y afuera llueve torrencialmente. Se perfectamente lo que tengo que hacer, no quiero, pero no me queda otra salida. No hay alternativa posible, hoy es mi última chance.

1.45 a.m. Me levanto de la mesa. No recojo, ni lavo la vajilla. Paso por el baño y me dirijo a mi habitación. Allí está ella, silenciosa, como burlándose de mi y de mi "problemita". La miro y una fuerte impotencia recorre mi cuerpo, se que se ríe en silencio y me da mucho odio. Sé que no me cree capaz de hacerlo, pero se equivoca, ayer no pude, pero hoy todo va a cambiar...

2:25 a.m. Camino a su alrededor, juego con el tiempo, cómplice de mis actos, a dilatar los minutos... Me siento frente a ella y la observo. La luz que entra por la ventana refleja su pálida silueta. La acaricio y noto que está fría, como la habitación, como la noche, como mi alma... Finalmente, me agacho, tomo el cable y comienzo mi tarea

3:45 a.m. Lentamente voy haciendo y deshaciendo; mis manos se mueven torpemente, como si se tratara de un inexperto, y no es que lo fuera, todo lo contrario, ya lo había hecho antes, pero esta vez era distinto. Por más que me esforzara, no era suficiente. No hacia falta que levantara mi vista para verla, sabía que se burlaba de mí, que me superaba. Los dedos de mi mano derecha se trababan en sus hendiduras, una y otra vez, volviendo a empezar cada vez, volviendo a sufrir.

4:20 a.m. Estoy extenuado y casi ni empiezo. Me duele la mano, me pide a gritos un descanso, pero ya es demasiado tarde. Por momento me pregunto si no hubiera sido mejor dejar todo como estaba e irme a dormir. Pero ya es tarde, demasiado tarde...

5:05 a.m. El sueño lentamente me va ganando la batalla, pero no me importa, lo hice y eso es lo único que me interesa. La miro y me sonrió, ya no se burla de mi. Esta callada y callada va a quedar hasta lo noche siguiente, cuando yo decida volver a empezar...

5:25 a.m. Finalmente me acuesto, necesito dormirme rápidamente ya que mañana tengo que estar temprano en la oficina. Me giro y abrazo a mi esposa que entre sueños me pregunta: Gordo, ¿pudiste terminar finalmente de escribir el informe, con la mano, enyesada, como la tenés? -Sí mi amor, le respondí -¿Y la compu?, me dijo -Apagada, mi amor, apagada...

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Rinconcito web.

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