viernes, abril 23, 2004

Esa Maldita costilla

En la actualidad, decir que vivimos en una sociedad machista es una redundancia. Los principales puestos de las corporaciones son ocupados por hombres, al igual que las altas esferas de gobiernos, trabajos de riesgo, etc. Es más, desde nuestra infancia se nos inculca que somos nosotros, los varones, los que tenemos que elegir una buena profesión y conseguir un empleo digno para poder mantener a nuestra familia. A las niñas, en cambio, se las van preparando en tareas domésticas, a ser madres y cosas similares. No obstante, en las siguientes líneas voy a tratar de desenmascarar esta supuesta "sumisión" en las que están inmersa las mujeres y voy a poner a la luz la verdad de la historia.

Viajando en el subte, al ver a mis pares vestidos todos con pesados trajes oscuros, muertos de calor en verano, muchas veces me he preguntado: ¿Porqué debemos ir a trabajar así? Si nos detenemos a observar tan solo un instante a nuestras amigas femeninas, podremos percatarnos que en verano van a sus trabajos con algo más que un paño al que llaman camisa, un pedazo de suela con dos tiritas a la que llaman sandalia y un pañuelo de color al que llaman pollera ¡Pero si unas hetairas griegas iban más vestidas que sus congéneres actuales, por favor!

Fue en ese momento que un halo de sabiduría surco mi mente y me hizo abrir los ojos. Inmediatamente me di cuenta que era víctima, al igual que el resto de los varones, de una muy aceitada estrategia de dominación maquinada a través de los tiempos por las mujeres. Ellas con su manera de ser, aparentemente frágil, infinitamente seductoras y maquiavélicas especuladoras, nos han hecho pensar que somos nosotros el sexo fuerte de nuestra especie. ¿Quién es el primer ser al que un hombre ve apenas nace? Sí mi amigo, nuestras madres; ahí tiene usted el primer eslabón de la cadena...

Contra ello nada podemos hacer, invulnerables como venimos al mundo, nuestra suerte está echada. Desde las primeras horas de nuestra existencia estamos a la merced de la voluntad femenina. ¿Nuestros padres? Ellos nada pueden hacer, los pobres ya están completamente domesticados...

Su labor nos es inmediata, lleva muchos años de trabajo abnegado y muchas veces no están solas en su cruzada. Tienen un batallón de aliados, tías, abuelas, primas, y lo que es peor, hermanas... Nos enseñan, a través de juegos, que debemos manejar autos, construir autopistas, idear máquinas, ir a la guerra, trabajar en la oficina como papá, edificar casas con "ladrillitos", jugar con herramientas; mientras que ellas se la pasan todo el día probándose ropa y jugando con su pequeño póney. Lo que es peor, últimamente he visto a madres que hacen jugar a sus hijos al cocinero, no va a faltar mucho tiempo para que aparezca como juego obligado, el tintorero y el mucamo...

Estamos programados para servirles, su plan funciona a la perfección, construimos edificios, manejamos autos, trabajamos en oficinas, vamos a la guerra, ideamos máquinas y hasta ya hay cocineros!!!!!! Por suerte, después de tamaña revelación, puede darme cuenta de sus planes y me fui corriendo a mi casa a cantarle las cuarenta a mi novia.Cuando llegue no la encontré y la vi acostada en la cama. La pobrecita estaba muy engripada y mirándome con esos ojitos de ensueño me dijo con una vocecita que caló hondo en mi corazón: "Me siento mal gordo..."

Sin dudarlo un instante corrí a la farmacia, le compré los remedios y le preparé una sopita de verduras; mientras ella comía, lavé la ropa sucia del canasto y limpié un poco la casa; mientras ella se bañaba, tendí la cama, después me acomodé a su lado y nos quedamos dormidos abrazados.


Por eso mis queridas amigas, mi más absoluto respeto, sabot (me saco el sombrero) y me rindo ante su inteligencia tan superior...

MAJOFA®

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